18.7.08
kick me hard
Estupendo. Ja ha comencat a fer un temps de merdaaa!! bieeeen!!! Les ballarines, les manoletines, les converse... tot a la bashura!!
He decidit tornar als 90 amb tot l'entusiasme dels primers dies de vino y rosas. Així que m'he posat a mirar on em podria comprar unes kickers com les de la foto per internet i... NO SE POT! De grans si que les venen però el número 34/35 no el tenen. (M'ajudeu a trobar-les? Me n'envieu un parell de rebaixes?)
17.7.08
En otro orden de cosas, las titoles siguen ahí fuera.
Yo paso un poco si el plan es éste...
Momus cuenta la historia de esta foto y la pareja de fotógrafos que aparecen en ella en su blog. Es simpático. Al parecer publicitaron affaires públicamente y ahora se encuentran en plena mega-batalla de mal rollo.
Comenta algo muy gracioso "The male organ, unsheathed, becomes, at last, unthreatening. By keeping it hidden, we keep it scary." Francamente, pocas cosas son menos scary que una tita al aire. De hecho, la mayor parte de las veces sólo dan un poco de risa.
Yo paso un poco si el plan es éste...
Momus cuenta la historia de esta foto y la pareja de fotógrafos que aparecen en ella en su blog. Es simpático. Al parecer publicitaron affaires públicamente y ahora se encuentran en plena mega-batalla de mal rollo.
Comenta algo muy gracioso "The male organ, unsheathed, becomes, at last, unthreatening. By keeping it hidden, we keep it scary." Francamente, pocas cosas son menos scary que una tita al aire. De hecho, la mayor parte de las veces sólo dan un poco de risa.
first impressions
Sigo algo perezosa, aunque tanto ayer como hoy he salido de excursión y he pasado ya algunas horas jugando con mi mapa y probando autobuses por el Downtown y Capitol Hill.
He pasado los últimos dos días dormitando en los sofás de todo el que se me pusiera delante, atacada por una versión extrema de jet-lag benévolo (se supone que es peor a la vuelta) causado en parte por un trayecto previsto de 17 horas que acabó convirtiéndose en un horror de 23 horas interminables debido al infortunio y al over-booking. Se supone que necesito un ciclo de sueño más para superar el desajuste, pero estoy muy debilucha así que no me extrañaría que tardara algo más.
Las circunstancias han querido que me disponga a pasar los próximos cuatro días en la granja a mis anchas, puesto que mi hostalero ha salido unos días de viaje.
El plan, lejos de resultar inconveniente, me parece de lo más brillante. Pocas cosas son más vergonzosas que andar hecha unos zorros ante los ojos de aquellos que queremos que nos vean en perfecta forma. Nuestras personas favoritas son guays, pero su presencia puede resultar algo estresante cuando uno se encuentra bajo presión.
Es por ese mismo motivo, y por que en el fondo, estoy haciendo lo que estoy recibiendo por lo que el plan se desarrollara de inmediato. Yo también intimido y hago que mi hostalero se sienta demasiado ‘self-conscious’, por lo que la semana que viene me mudaré al apartamento del centro. Lo cierto es que nos distraemos en exceso con tanta cháchara y tanto reflexionar y profetizar y decir sandeces. Así no hay quien escriba. Así no hay quien componga canciones. Así no hay quien se gane el pan.
Total, que en este momento soy una mujer liberada, tras acordar tácita pero explícitamente con el hostalero y con el otro amigo al que también estoy distrayendo (que tiene que acabar su disco antes de que termine el verano también) que nos emplazamos a reencontrarnos en un festín de horas libres en un par de semanitas. Andamos tan emocionados con la perspectiva de tener días de vacaciones que entre los tres ya hemos preparado una excursión al norte del estado y un poco de monguilismo por el sur a mediados de mes.
Eso es, en parte, por que las primeras semanas de trabajo en Seattle van a ser super relajadas obligada por la corporación a tomármelo con calma al principio.
Todo bien. Sigo sin cámara pero ya tengo móvil. Ilustro el post de hoy con una foto robada del restaurante donde he ‘cenado’ bien acompañada. Se llama Le Pichet, aunque yo disfruto más llamándolo de otro modo. Los americanos son graciosos cuando quieren ser sofisticados. No lo hacen mal, de hecho, diría que lo hacen mejor que nosotros, sólo es que… bueno, no puedo evitar pensar en ‘Les Frêres Heureux’, el restaurante de los Crane. Ja m’enteneu.
He pasado los últimos dos días dormitando en los sofás de todo el que se me pusiera delante, atacada por una versión extrema de jet-lag benévolo (se supone que es peor a la vuelta) causado en parte por un trayecto previsto de 17 horas que acabó convirtiéndose en un horror de 23 horas interminables debido al infortunio y al over-booking. Se supone que necesito un ciclo de sueño más para superar el desajuste, pero estoy muy debilucha así que no me extrañaría que tardara algo más.
Las circunstancias han querido que me disponga a pasar los próximos cuatro días en la granja a mis anchas, puesto que mi hostalero ha salido unos días de viaje.
El plan, lejos de resultar inconveniente, me parece de lo más brillante. Pocas cosas son más vergonzosas que andar hecha unos zorros ante los ojos de aquellos que queremos que nos vean en perfecta forma. Nuestras personas favoritas son guays, pero su presencia puede resultar algo estresante cuando uno se encuentra bajo presión.
Es por ese mismo motivo, y por que en el fondo, estoy haciendo lo que estoy recibiendo por lo que el plan se desarrollara de inmediato. Yo también intimido y hago que mi hostalero se sienta demasiado ‘self-conscious’, por lo que la semana que viene me mudaré al apartamento del centro. Lo cierto es que nos distraemos en exceso con tanta cháchara y tanto reflexionar y profetizar y decir sandeces. Así no hay quien escriba. Así no hay quien componga canciones. Así no hay quien se gane el pan.
Total, que en este momento soy una mujer liberada, tras acordar tácita pero explícitamente con el hostalero y con el otro amigo al que también estoy distrayendo (que tiene que acabar su disco antes de que termine el verano también) que nos emplazamos a reencontrarnos en un festín de horas libres en un par de semanitas. Andamos tan emocionados con la perspectiva de tener días de vacaciones que entre los tres ya hemos preparado una excursión al norte del estado y un poco de monguilismo por el sur a mediados de mes.
Eso es, en parte, por que las primeras semanas de trabajo en Seattle van a ser super relajadas obligada por la corporación a tomármelo con calma al principio.
Todo bien. Sigo sin cámara pero ya tengo móvil. Ilustro el post de hoy con una foto robada del restaurante donde he ‘cenado’ bien acompañada. Se llama Le Pichet, aunque yo disfruto más llamándolo de otro modo. Los americanos son graciosos cuando quieren ser sofisticados. No lo hacen mal, de hecho, diría que lo hacen mejor que nosotros, sólo es que… bueno, no puedo evitar pensar en ‘Les Frêres Heureux’, el restaurante de los Crane. Ja m’enteneu.
6.7.08
2.7.08
da real thing
Bread&Butter puede ser la gran experiencia de tu vida en cuanto a caza de merchandising se trata, pero la moda no lo es todo en la vida. Sobre todo cuando aprieta el estómago y las monedas hacen dring-dring en el bolsillo.
¿Necesitas un respiro de tanto flyer y algodón lavado? Sigue nuestra guía de locales y tiendas de Barcelona y disfruta de un recorrido cargado de sorpresas.
En una de las calles más bonitas de la ciudad medieval se encuentra Caelum. Este local minúsculo y blanquísimo hará las delicias de los que espera la explosión de sabor que puede provocar un simple tocinillo de cielo. Sí, has leído bien. Aquí la cosa va de pastelitos celestiales y galletas con poderes curativos.
Una dosis de decrepitud, un toque de puro decadentismo y buena comida hacen del Habana el punto de referencia de los gastro-connaisseurs de la ciudad condal. Aquí se viene a hacer el bohemio, en el sentido más clásico de la expresión.
Cerca del recinto donde se celebra el Bread&Butter se encuentra uno de los grandes desconocidos de la gastronomía barcelonesa, Quimet&Quimet. Desconocido pero no por ello menos popular, claro está. En esta bodega diminuta se agolpan los verdaderos montaditos de autor, preparados al momento por manos expertas cuya rapidez dejan embobado al que mira.
Por fin desembarca en España la gran marca de moda ‘casual’ de nuestro tiempo: American Apparel. Con una flagship store en el corazón de Barcelona y con toda su colección de ediciones especiales a tu disposición, ya no tienes excusa para no emular a la última modernez musical, Duloks. Ya sabes, cálzate calcetines largos, la muñequera y una cinta para el pelo de rizo gris. Por suerte, una mano experta ha creado las planchas GHD que te permitirán estar perfecta después de tamaña desfachatez fashion. Aunque te de la risa y te revuelvas el pelo como una pirada.
Campari hasta en las lámparas que cuelgan del techo oscuro y el punto de Starck en cada detalle. ¿Un cóctel? Negroni es perfecto. El negro como telón de fondo. Sinatra de BSO. Una copa de Martini en su mano izquierda. Un toque de canela en tu white russian… ¿te vas haciendo a la idea? Aprende lo que es sofisticación en el templo del cool barcelonés. Y plánchate el flequillo, que aquí hay que venir tan estiloso como se pueda.
Ginger es uno de esos sempiternos clásicos que nadie conoce, un bar en el barrio medieval, justo detrás de la iglesia de Sant Sever. Vinos y queso amenizan largas conversaciones entre los miembros de la ‘intelligentsia’ de la ciudad. Sí, al Ginger se va a conversar, a disgresar y a postularse. Por qué de vez en cuando también hay que subir la ceja.
Si de indie se trata, una visita a Puku Bar parece ser indispensable. La selección de vinos brilla en la enorme pizarra sobre la barra y John Vanderslice y Sigur Rós te amenizaran la charla desde los altavoces. Emplazado en uno de los locales más celebrados de los setenta y ochenta, este bar con aspecto de antiguo almacén deleitará a tus visitas internacionales.
Cuesta creer que aún te quede cuerpo para ir de compras, pero parece que así es. Pásate por Du Dua y aprende el verdadero significado de la expresión ‘do-it-yourself’. Amén de sus archifamosas piezas de ganchillo (pastelitos, cactus y mil monguiladas más), tienen una selección de camisetas y tote bags que se convertirán sin lugar a dudas en tu uniforme de festival musical.
Si, pasado el arrebato indie, crees que debes apostar por el negro y lo sofisticado, una visita al Taller-Estudio Delgado Buil puede alegrarte el día. La tienda-taller, dirigida por las incombustibles Anna Figuera Delgado y Macarena Ramos Buil, presenta su última colección ‘hermanos bunker hermanas yates’ en un entorno preciosista y mágico. Puro hedonismo hecho gasto.
Direcciones
Taller Delgado-Buil calle Lledó 4-6. T. 93 200 19 44
Du-dua calle Rossic 6. T. 93 315 04 01
L’Havanna calle Lleó 1. T. 93 302 21 06
Caelum calle La Palla 5. T. 93 302 69 93
Negroni calle Joaquin Costa 46
American Apparel Carrer Avinyo 7 BIS. T. 93 301 26 32
Puku calle Guilleries 10. T. 93 601 32 37
Quimet & Quimet calle Poeta Cabanyes 25. T. 93 442 31 42
Ginger calle Palma de Sant Just 1. T.933105309
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