3.8.06

Estoy


confundida y aturullada por la mezcla de culpabilidad y autoconfianza de Hughes en 'Birthday Letters'. Era un hombre sensato, pero también un picha floja... ¿se puede ser un pene con patas y mantener el sentido común a raya? Yo diría que no. Pero Hughes a ratos me la cuela. Vaya si me la cuela.

Es espeluznante oirle hablar de la terapia de shock de Sylvia, por que lo hace con compasión y perplejidad pero las entradas de diario de ella siempre hablan de la frialdad con la que él escuchó su historia la primera vez. Claro, estaba cagado, el pobre. No me extraña.

Cuando dice... que él y sus amigos en Cambridge 'havíem sentit parlar/ de la dansa dels teus vels rossos, dels teus gestos flamejants, del teu exhibicionisme inadaptat.' y cuenta que deciden reírse de ella, 'no pas per criticar-te, més per provocar un contacte (...) que no pas per corregir-te' o que cuando le tiraba piedrecitas a la ventana, la primera noche, 'jo borratxo no sabia (...) que estava passant una prova per fer de protagonista masculí del teu drama' y pasa, de pronto, a ser la víctima, la marioneta, alimentando la imagen de caníbal draculina que él mismo construyó para Sylvia.

O... ¿qué me dicen de esto? Cuando habla de 'El teu culte necessitava un déu (aquí he canviat la traducció per una meva que mola més), on en faltava un, ella se l'inventava. Individus normals es van convertir en déus, deïficats per la teva obsessió, que semblava haver estat concebuda, ja des delnaixement, per un déu.' Ah, pues no. Eso no vale. La gente miente (sin querer) y no hay que creerse lo que nos dicen a pies juntillas. Más aún cuando somos pasto del análisis, la psicología y las interminables conversaciones telefónicas. S'ha de mirar. Mirant s'aprèn. Descubrir el secreto es acción, un movimiento hacia y no desde. Creer es ser pasivo, y la pasividad es para el ganado. Así queda la cosa después: el problema de Sylvia era X porque ella en público decía que era X y sus médicos decían que era X. Sus poemas dicen que era Y y sus diarios que era Y y sus cuentos que era Y y su relación con la gente que la rodeaba que era Y, pero a mi me han dicho que es X, pues digo X. PUES NO, sr. Hughes, no. Le dirán lo que quiera oir porque le quieren. Pero es demasiado listo para quedarse con la X i anar tirant com qui no vol la cosa.

Me vuelve a ganar cuando sigo leyendo... y, ah... Hughes dice que no hizo más porque no sabía. Y me lo creo. Porque era joven. Y hombre. Y encima era poeta. No un savi bruixot. 'En el meu lloc, el savi bruixot t'hauria agafat al vola mb les mans nues i t'hauria fet passar d'una mà a l'altra per refredar-te, sense déu, feliç, reposada.' Sylvia pedía pedía pedía. Eso sí lo tenía.

Todo esto para acabar recordando las palabras de Janet Malcolm sobre 'Birthday Letters'... el exhibicionismo emocional al que somete la historia de su familia, el alimento energético para cotillas hambrientos que es este poemario laaaargo, sencillo, que me abruma y me fascina ahora, leyendo la historia como si fuera la de otra, no la mía. Sylvia no soy yo. Sylvia nunca ha sido yo, y lo que me sigue enganchando a ella es la fidelidad de la que habla AS Byatt cuando justifica el amor del crítico a su 'tema'... Sylvia es lo que rechazo voluntariamente, pero su fragilidad es la mía.

Miren, qué texto tan espeso e impublicable, todo lleno de faltas... ah! pues se chinchan. aquí yo soy mi editora. yo decido. le doy a 'publicar entrada'. Un click. Listo.