¿mal de amores? Nooo... mal de sisters.
Núria Pellisa es actriz. Se presenta a cástings de vez en cuando y en ocasiones consigue algún trabajo. Se conecta a Internet a menudo. Entra en los sitios web de agencias de publicidad, productoras y escuelas que buscan a jóvenes de entre veinte y treinta años, con buen aspecto, experiencia en el campo de la interpretación y buena dicción.
La semana pasada, Núria Pellisa abrió su libretita de cástings y tomó nota de dos teléfonos, una dirección y una fecha. Anotó también una dirección de correo electrónico. Encajaba en el perfil que requería el anuncio. Tenía el presentimiento de que esta vez todo iría bien, que este sería el trabajo que la encumbrara finalmente a la fama.
Núria Pellisa envió un e-mail con unas fotos y una breve descripción de sus excelentes facultades interpretativas. En menos de una hora obtuvo respuesta. En el mensaje le preguntaban si había participado antes en alguna producción erótica o porno.
Núria Pellisa notó como la sangre se agolpaba en sus mejillas y empezó a sudar como un cerdito. Indignada escribió un largo mensaje en el que criticaba a la productora por ser tan ruin. Les recordaba que este tipo de cástings deben ser claramente anunciados como cástings X y nunca como cástings ‘normales’. La productora replicó enviándole, de nuevo, una copia del anuncio en la que se leía claramente “Cásting X. Barcelona. Chicas. Sólo mayores de edad.” Núria Pellisa se sentía terriblemente avergonzada.
Hasta hacía unos minutos estaba totalmente convencida de que había sido convocada a un cásting por Barcelona.
Núria Pellisa lleva cinco días sin conectarse a Internet.
Núria Pellisa preparándose para un cásting