9.12.08

23:30 y la lista de cosas por hacer empieza a reírse de mi.

Confieso que me he distraido un tanto con el documental de Alex James y el último The Idler pero eso no me ha impedido responder emails y gestionar la crisis Pinnacle con cierta eficacia.
Y hablando de The Idler...



He regalado este libro a un amigo -lo compre entre reunión y reunión en Bloomsbury, cerca de la estación de metro de Russell Square en una de mis paradas regulares en The School of Life.

No hace tantos meses que leía el "How to Be Idle" de Tom Hodgkinson en el salón del hostalero. Bueno, digamos que más que leer, fui forzada a digerirlo por una panda de calamitosos siembradudas sin ni una gota de compasión por mi vacío sentimental (problema último al que hay que achacar mi hiper-actividad veraniega*). Vamos, que me pusieron el libro en el regazo y me prohibieron rotundamente que moviera el culo del sofá durante todo el día.

Leí el manual siguiendo las instrucciones de uso al pie de la letra -ahora un capítulo, ahora una siestecilla, ahora dos páginas, ahora un nesquik- y sus enseñanzas han calado tan hondo que siento la necesidad de predicar fervientemente al estilo plasta.
Debo decir que Hodgkinson es menos habilidoso que de Botton, pero me conquista con ese sentido del humor hilarante y punk, en plan "Good Omens" de Gaiman/Pratchett.

Lo peormejor de The Book of Idle Pleasures es que su lectura produce un efecto similar al del shock post-traumático. Te ríes primero, pero un mes después te da por pensar en cosas como comprarte una granja y sesenta días más tarde te da por pensar que para ser feliz sólo necesitas un frutero lleno de mandarinas.


Ahí va un extracto:

"Staring
You’re inside, the world is out-side. Staring through the window offers thinkers and dreamers unparalleled opportunities to ruminate, and, in the best tradition of the Pathetic Fallacy, the sights beyond the glass will always reflect our mood. If we are feeling bright and optimistic, the birds will be singing and the children playing. If we’re feeling miserable and black then it will be raining and the trees will be bare. Window - starers, however, usually find that it is raining and the trees are bare. There is something about staring through a window which is suited to melancholic temperaments. Perhaps we associate it with the Sunday mornings of childhood, when Dad is playing golf and we’ve been fighting with our siblings. It is only through steady application to window-staring that we will manage to transform it from a sad exercise into a positive one."






*No se crean. En una de las habituales confusiones a las que induce mi extremismo vital, yo puedo parecer una mujer activa. No lo soy, o por lo menos no todo el año. Digamos que combino etapas de exultante anar-i-venir con largos períodos de siesteo constante. No es muy equilibrado, pero me sale muy natural.**

**Es la primera vez que uso una nota a pie de página por vicio. Me siento sucia.