31.10.05

Lo que no me creo:

«Ted Hughes escribió dos versiones de su prólogo a los Diarios de Sylvia Plath, una selección de los diarios comprendidos entre los años 1950 y 1062. La primera versión (la que apareció en el libro, publicado en 1982), es un breve escrito lírico construido en torno a un solo tema blakeano – el tema de un “auténtico yo” de Plath que finalmente emergió entre sus “falsos yoes” en guerra y encontró triunfante expresión en los poemas de Ariel que fueron escritos en el último medio año de su vida y son la única razón de su fama poética-. En opinión de Hughes, los otros escritos de Plath –los relatos breves que escribió con tanto empeño y envió, en su mayor parte sin éxito, a revistas conocidas; su novela, "La Campana de Cristal"; sus cartas; sus poemas de aprendizaje, publicados en su primer libro "El Coloso" – 'fueron como impurezas expulsadas en las diversas etapas de su transformación íntima, subproductos de su trabajo interior'. Escribe sobre un momento especialmente premonitorio:

'Aunque compartí con ella todos los días durante seis años, y raramente nos separamos por espacio de más de dos o tres horas, nunca la vi mostrar su auténtico yo a nadie; a no ser, quizá , en los tres últimos meses de su vida.
Su yo auténtico se había manifestado en su escritura, sólo por un momento, tres años antes, y cuando lo oí –el yo con el que me había casado, después de todo, y con el que vivía y al que conocía bien- en aquel breve momento, tres versos recitados mientras atravesaba un umbral, me di cuenta de que lo que yo siempre había sentido que debía pasar, estaba empezando a pasar, que su yo auténtico, que era el de la auténtica poeta, hablaría ahora por sí mismo, desprendiéndose de todos aquellos llores menores y artificiales que hasta entonces había monopolizado sus palabras. Fue como si, súbitamente, un mudo empezara a hablar.'»

Malcolm, Janet. "La Mujer en Silencio". Barcelona: Ed. Gedisa, 2003.