Un pedacito de portada:
Franz Ferdinand
Por Banessa Pellisa
Franz Ferdinand querían hacernos creer que lo suyo era una estafa de grandes proporciones (carente de contenido y repleta de frivolidades). "Música para que las niñas bailen", nos decían. "Basura", decimos. Franz Ferdinand nos han metido un gol por la escuadra cuando nos habíamos creído el cuento del niño moderno. A tres metros bajo todo lo que los hace reconocibles al instante, justo por debajo de los giros baratos, la rima moderna y el efectismo, a poca distancia de los falsetes comedidos de Kapranos, unido sutilmente a los paisajes falsamente oníricos con los que rellenar falsos himnos nocturnos, de la falsa pose cultureta, del falso flequillo, de las sirenas y los coros para el estadio (detrás, en las bambalinas, bajo tierra, en el subtexto, llámenlo como quieran…). Cuando se esfuma la pose, nos deshacemos de los cachivaches estilísticos y destilamos la esencia de la decoración aparatosa es entonces, en ese preciso momento, justo ahí, cuando aparecen canciones brillantes. Hits. H.I.T.S. Exactamente eso: hits.
La habilidad con la Franz Ferdinand construyen temas de tres acordes brillantes es tan rutilante que incluso un intento de renovación deformado no consigue tumbarlos. Para muestra, un botón: si bien es cierto que Kapranos y los suyos son mejores cuando no intentan hacernos creer que son versátiles, eso no impide que el fango en el que se rebozan cuando acometen virajes estilísticos produzca momentos de colorido único, como en "Twilight omens", el tema fallido del disco (siempre tiene que haber uno). Su destreza es tan incontestable que pueden permitirse ser el único grupo moderno que para parecer complejo es capaz de ralentizar un single acelerado (“Turn it on”) y machacar a ritmo de pandereta un mid-tempo para hacerlo parecer un temazo (“Kiss me”). Para muchos de nosotros, a Franz Ferdinand su fórmula les funciona a la perfección desnuda, cuando contiene poco más que la suma de dos elementos maximalistas (guapura y punch lines), cuando hacen bandera de su maestría al combinar superficialidad e ingenio a partes iguales como en "Bite hard" o "What she came for". Pero pónganle ‘peros’ al techno zapatillero de "Lucid dreams" si se atreven. Les costará lo suyo.
En el inverosímil Escenario Movistar de Barcelona, sito en pleno distrito desolado, rodeados de cemento y andamios, hablamos con Nick McCarthy (guitarra) y Paul Thomson (batería) sobre "Tonight: Franz Ferdinand" (Domino / Pias, 09) y el single menos obvio de su carrera, "Ulysses", un starter que enciende al populacho a ralentí con un ‘lalala’ retorcido y trágico, muy alejado de la urgencia de "Take me out" o la patilla de "Do you want to".
Más en Go Mag