Vuelve y cúbreme
“La moda miente como una bellaca”, asegura Stephen Jones, sombrerero loco y comisario de la exposición Hats: An Anthology que se inaugura en el Victoria & Albert londinense este mes. “Nos ha hecho creer que los sombreros son un símbolo de poder, como las corbatas o los trajes anchos y nos ha negado la diversión del juego y la parodia.”
Sea esa afirmación cierta o no, lo cierto es que la omnipresencia del borsalino en las calles y los estantes de Zara ha reavivado el interés por la pieza más complicada del outfit moderno. Gorros, sombreros y boinas son el complemento que disfraza el look más austero y rescata la conciencia de clase del fondo del armario. Lejos de ser simplemente un golpe de efecto, el sombrero se incorpora al vestuario. Su presencia nos asegura una calva cubierta y un ‘bad hair day’ disimulado de manera inmediata, pero el riesgo es alto, la tendencia es sutil y el dispendio elevado.
Ante la duda, lo más inteligente es reflejarse en el espejo de los que más entienden. Los modelos en los que inspirarse abundan: desde Animal Collective a Vampire Weekend, no hay grupo moderno que lleve las ideas al descubierto. Aunque, no nos engañemos, el artisteo es un mundo y la calle Aribau, otro. Si la arrogancia de los señores mayores les tira para atrás y no son lo bastante valientes como para salir con una visera a lo MGMT, dejen paso.
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