30.8.08
http://seattletimes.nwsource.com/html/dannywestneat/2008003478_danny18.html
Una de les primeres coses que em van ensenyar quan vaig arribar era la casa de l'Edith.
La història de la Sra. Macefield és, si us mireu la foto, ben evident... una senyora gran que es nega a vendre casa seva a una empresa constructora que vol canviar la seva petita illa de cases per un bloc de pisos de ciment i acaba rodejada per parets de quinze metres d'alt.
Em recorda a la Avinguda Dropsie del Will Eisner i a la senyora que va en cadira de rodes i resisteix ocupant-se del seu jardí durant els anys de decadència absoluta del Nova York dels 80. També una mica a Howards End, la veritat.
29.8.08
gallina de piel
27.8.08
24.8.08
charming frightened girls
Desde que tengo uso de razón mis días menos favoritos de la semana son los martes y los jueves, días de piscina y gimnasia manchados eternamente por el recuerdo vago de muchos ¡PLIS! ¡PLAS! ¡PUM! ¡SPLASH!.
Mis días favoritos eran y son los sábados y los lunes. Lo de los lunes no tiene sentido pero lo de los sábados es más fácil de comprender... Para mi tienen un no sé qué activo y feliz inspirado claramente por la calle Monterols y el fer dissabte. Así que ayer, como muchos otros sábados, me levanté pronto, puse una lavadora, ordené mi habitación (en cuenta atrás - el miércoles me instalo en Fremont) y salí a la calle antes de las diez de la mañana.
Como de costumbre, mis planes cambiaron radicalmente tras recibir un par de llamadas telefónicas y abandoné mi frugal deseo de lectura y reflexión por un día de visita turística a... un centro comercial.
El experimento fue cuanto menos productivo y reconozco que saqué la tarjeta de mi billetero... para pagar unos posavasos de 2 dólares en Williams Sonoma. Ehem.
Bueno, lo mejor de la jornada fue pasarse por The Vera Project a ver unos conciertos que hubieran hecho llorar de emoción a Vidal (jander y ruidismo) y una sesión de medianoche en el Egyptian para ver... tachín! tachín! Breakfast at Tiffany's!
Nunca la había visto en una pantalla de cine... aunqué la habré engullido ¿quince veces? Mmmhhh... no espera, quizás dieciséis. Todos los gays del estado de Washington estaban ahí y salimos del cine con las lágrimas puestas y un runrunrun de ver a George Peppard que daba gusto. A mis acompañantes les metí un rollo de veinte minutos en plan cine forum sobre mil detalles absurdos de la peli. Algunos creen que Marilyn Monroe (la elección de Capote para el papel de Holy Golightly) hubiera sido más adecuada al toque putón de la novela. Yo no he leído la novela desde que vi la película por primera vez.
Mejor así.
22.8.08
Trabajo en un sello indie...
Trabajo en un sello indie...
... donde hay muchos discos y pocas manos para llevar a cabo la multitud de tareas ridículas que nos absorben el coco y las fuerzas.
Sin embargo, el exceso de trabajo no nos impide perder el tiempo de manera soberana los jueves por la mañana. La rutina dicta que a eso de las diez nos reunamos todos en un cubículo de la oficina para nuestra reunión de marketing semanal con la agencia en Nueva York al otro lado del teléfono. El objetivo de las reuniones es ponernos al día con los discos, las ventas y las apariciones de las bandas en prensa, radio y televisión.
Son reuniones un poco freaks... Basta comentar que tenemos por costumbre que al final de cada sesión se realice una votación a mano alzada para decidir cuál ha sido la burrada más grande que se ha soltado durante el meeting.
Hoy ha habido empate entre 'añadir un fleco de rasta de Daniel Lorca (Nada Surf) en la edición para coleccionistas de su último disco' y 'los Ra Ra Riot parecen los de Scooby Doo' (burrada que hemos convertido en un chiste interminable cuando Grant ha recortado una foto de los Ra Ra Riot y ha pegado las cabezas de los miembros del grupo en una foto de la Mystery Machine. Lo peor es que lo ha pegado con celo.
Ah, pero tenemos tazas con nuestro logo...
... donde hay muchos discos y pocas manos para llevar a cabo la multitud de tareas ridículas que nos absorben el coco y las fuerzas.
Sin embargo, el exceso de trabajo no nos impide perder el tiempo de manera soberana los jueves por la mañana. La rutina dicta que a eso de las diez nos reunamos todos en un cubículo de la oficina para nuestra reunión de marketing semanal con la agencia en Nueva York al otro lado del teléfono. El objetivo de las reuniones es ponernos al día con los discos, las ventas y las apariciones de las bandas en prensa, radio y televisión.
Son reuniones un poco freaks... Basta comentar que tenemos por costumbre que al final de cada sesión se realice una votación a mano alzada para decidir cuál ha sido la burrada más grande que se ha soltado durante el meeting.
Hoy ha habido empate entre 'añadir un fleco de rasta de Daniel Lorca (Nada Surf) en la edición para coleccionistas de su último disco' y 'los Ra Ra Riot parecen los de Scooby Doo' (burrada que hemos convertido en un chiste interminable cuando Grant ha recortado una foto de los Ra Ra Riot y ha pegado las cabezas de los miembros del grupo en una foto de la Mystery Machine. Lo peor es que lo ha pegado con celo.
Ah, pero tenemos tazas con nuestro logo...
19.8.08
Poseo un culo inquieto y una actitud sentimental frente a la vida.
Cuesta explicar por que el momento más feliz de la semana tiene como protagonistas a un par de pantuflas. Saltar de la cama y aterrizar en un par de mullidas d'espardenyes d'anar per casa de rizo beige ha dibujado la sonrisa más honesta del día en mis labios, de por sí ya muy sonrientes.
El sábado pasé el día de boda tras sufrir un breve desajuste en mi calendario mental que se solucionó con una llamada a tiempo y la compra de unas medias negras de camino a la iglesia.
Así que hasta ayer no me acercaron hasta IKEA.
Reencontrarme con mi casa en un polígono industrial del nordoeste de EEUU no entraba en mis planes pero ahí estaba: mis sillas blancas (un regalo de cumpleaños), mi cómoda de calcetines (otro regalo de cumpleaños), mi cama de hierro, mi escritorio y mi silla de trabajo entre otras de mis (ex)posesiones me esperaban en casa. Sin reproches ni nostalgias ahí estaban mi comedor y mi dormitorio: listos para ser ocupados y vividos... de nuevo.
Muecas de disgusto y cínicos comentarios anti-globalización ¡APARTAROS DE MI CAMINO! Necesito comfort y paz y mi selección habitual en Ikea me la proporciona igual que mi ritual dominguero (Vogue y café y bollito de queso), mi desayuno (pan y kalles y/o yoghurt con special K) o releer las obras completas de Jane Austen cada año. Necesito reconocer mi toalla, mi fiambrera y mi mantita. No poseo un carácter intrépido. Poseo un culo inquieto y una actitud sentimental frente a la vida.
No necesito muebles en mi piso amueblado pero compré cuatro memeces para decorar mi vida y algunos utensilios prácticos de primer orden (pelapatatas).
En otro orden de cosas... me siento ágil mentalmente. Todo empieza a coger un poco de ritmo...
El sábado pasé el día de boda tras sufrir un breve desajuste en mi calendario mental que se solucionó con una llamada a tiempo y la compra de unas medias negras de camino a la iglesia.
Así que hasta ayer no me acercaron hasta IKEA.
Reencontrarme con mi casa en un polígono industrial del nordoeste de EEUU no entraba en mis planes pero ahí estaba: mis sillas blancas (un regalo de cumpleaños), mi cómoda de calcetines (otro regalo de cumpleaños), mi cama de hierro, mi escritorio y mi silla de trabajo entre otras de mis (ex)posesiones me esperaban en casa. Sin reproches ni nostalgias ahí estaban mi comedor y mi dormitorio: listos para ser ocupados y vividos... de nuevo.
Muecas de disgusto y cínicos comentarios anti-globalización ¡APARTAROS DE MI CAMINO! Necesito comfort y paz y mi selección habitual en Ikea me la proporciona igual que mi ritual dominguero (Vogue y café y bollito de queso), mi desayuno (pan y kalles y/o yoghurt con special K) o releer las obras completas de Jane Austen cada año. Necesito reconocer mi toalla, mi fiambrera y mi mantita. No poseo un carácter intrépido. Poseo un culo inquieto y una actitud sentimental frente a la vida.
No necesito muebles en mi piso amueblado pero compré cuatro memeces para decorar mi vida y algunos utensilios prácticos de primer orden (pelapatatas).
En otro orden de cosas... me siento ágil mentalmente. Todo empieza a coger un poco de ritmo...
18.8.08
Braguilandia
Las rupturas dolorosas (todas) son como un toro. Una bola negra, peluda y tan violenta como desconcertada. Tras el combate acostumbran a dejar tras de sí un reguero de sangre y algo de pelusilla (léase DVDs prestados, calcetines robados, notas manuscritas y ropa interior incómoda)
Mis etapas pre-ruptura, es decir, todas mis relaciones hasta la fecha, coinciden siempre con la compra masiva de ropa interior, por lo general muy à la mode y por tanto fáciles de reconocer y ubicar temporalmente cuando abro el cajón de la cómoda. Aquí están las braguitas de mesh estampadas de O, delante de los culottes de encaje de P, al lado los biquinis negros de M… De hecho, lo confieso, sólo compro ropa interior por necesidad cuando planeo enseñársela a alguien. O sea, antes de salir con alguien. Es más, hace dos meses intenté comprar un pack de biquinis de algodón en Oysho sin conseguirlo. Y lo intenté tres veces en una semana. Tengo testigos, no exagero.
Lamentablemente, y puesto que recientemente he inquirido en el gran pecado de los X meses (creerte que mudarte a otro lugar cambiará tu vida sentimental de manera radical), en el momento presente no existe ni pasado ni, ya puestos, cómoda. Guardo mi ropa interior en una maleta, y mi repertorio de foam se ha visto reducido de manera drástica ante la escasez de espacio en la susodicha maleta. La economía de medios y espacio me ha forzado a dejar atrás todo mi pasado erótico. Ahora cuento con apenas una docena de ítems de algodón de colores. Todo es extraño. Nada es familiar.
Mis braguitas amarillas y yo navegamos por un espacio temporal-emocional confuso y, al parecer, no somos las únicas. Basta con tener los ojos bien abiertos para comprobar que los nueve meses post-ruptura son una etapa que no sigue ningún patrón sentimental determinado… Es un auténtico campi-qui-pugui en el que cada uno hace lo que puede, según sus posibilidades. Los que deciden pasar de todo y tapar las heridas con nuevos parches emocionales ya llevan dos meses disfrutando de la carne ajena; los que han optado por seguir llorando presentan eccemas del tamaño de la Península Ibérica en sendos ojetes y los que vamos tirando nos encontramos en ese punto en el que detestamos la idea de morir sin crianza y al mismo tiempo sentimos la más absoluta repugnancia por todo aquello que se asemeje al contacto físico.
Cuando nuestros amigos quieren confortarnos, cuando los desconocidos demuestran interés con entusiasmo, cuando alguien nos da la mano demasiado rato… ah, ya lo noto, es el principio de la mueca que te dejara patidifuso cual vision de Górgona. Es la incomodidad que expreso muy a mi pesar y con todo el cariño del mundo, no vayas a pensar lo contrario querido y muy efusivo amigo mío.
Claro está que cuando una relación acaba lo más normal es pasar por un período de reajuste sentimental en el que lo único que quieres es tirarte todo lo que se mueva (y a veces lo que no se mueve también, a según que horas pillas lo que puedes) y disfrutar de un sexo salvaje y bestial pero a la que acumulas tres malos polvos tu cuerpo se endurece. Tu mente se reblandece. Y es entonces cuando te abrochas todos los botones de la camisa porque tienes frío en lugar de lucir un escote a lo viuda alegre. Por que es que ya estás hasta las narices de ir por ahí intentando parecer más interesante de lo que eres, leñe. Te quieres poner el pijama, leer Calvin&Hobbes y que te dejen tranquila… ¿deprimida? Qué va. Nunca he estado mejor.
Y lo cierto es que no voy a estar mejor. En cuanto esta etapa asexuada pase, dejaré de hablar sola. No trabajaré diez horas al día, ni pasaré las tardes mirando Frasier en youtube o bebiendo sidra con músicos de segunda categoría en bares putrefactos. Pasaran los meses y saldré a dar una vuelta por un barrio extraño. Y conoceré a un cualquiera que me pedirá el número de teléfono. Y pediré hora para depilarme. Y empezaré s a redactar emails de cinco páginas otra vez. Y tiraré el pijama. Y volveré a sentir esa angustia pesadísima que me oprime el corazón cuando no me llaman. Y cenaré al lado de Volunteer Park, me darán la mano y un clon de Colin Firth me besará en la puerta de casa. O algo por el estilo.
En cualquier caso, sea lo que sea, que sea rápido.
La lavadora está ocupada hasta el martes y acabo de ponerme mis últimas braguitas limpias.
Mis etapas pre-ruptura, es decir, todas mis relaciones hasta la fecha, coinciden siempre con la compra masiva de ropa interior, por lo general muy à la mode y por tanto fáciles de reconocer y ubicar temporalmente cuando abro el cajón de la cómoda. Aquí están las braguitas de mesh estampadas de O, delante de los culottes de encaje de P, al lado los biquinis negros de M… De hecho, lo confieso, sólo compro ropa interior por necesidad cuando planeo enseñársela a alguien. O sea, antes de salir con alguien. Es más, hace dos meses intenté comprar un pack de biquinis de algodón en Oysho sin conseguirlo. Y lo intenté tres veces en una semana. Tengo testigos, no exagero.
Lamentablemente, y puesto que recientemente he inquirido en el gran pecado de los X meses (creerte que mudarte a otro lugar cambiará tu vida sentimental de manera radical), en el momento presente no existe ni pasado ni, ya puestos, cómoda. Guardo mi ropa interior en una maleta, y mi repertorio de foam se ha visto reducido de manera drástica ante la escasez de espacio en la susodicha maleta. La economía de medios y espacio me ha forzado a dejar atrás todo mi pasado erótico. Ahora cuento con apenas una docena de ítems de algodón de colores. Todo es extraño. Nada es familiar.
Mis braguitas amarillas y yo navegamos por un espacio temporal-emocional confuso y, al parecer, no somos las únicas. Basta con tener los ojos bien abiertos para comprobar que los nueve meses post-ruptura son una etapa que no sigue ningún patrón sentimental determinado… Es un auténtico campi-qui-pugui en el que cada uno hace lo que puede, según sus posibilidades. Los que deciden pasar de todo y tapar las heridas con nuevos parches emocionales ya llevan dos meses disfrutando de la carne ajena; los que han optado por seguir llorando presentan eccemas del tamaño de la Península Ibérica en sendos ojetes y los que vamos tirando nos encontramos en ese punto en el que detestamos la idea de morir sin crianza y al mismo tiempo sentimos la más absoluta repugnancia por todo aquello que se asemeje al contacto físico.
Cuando nuestros amigos quieren confortarnos, cuando los desconocidos demuestran interés con entusiasmo, cuando alguien nos da la mano demasiado rato… ah, ya lo noto, es el principio de la mueca que te dejara patidifuso cual vision de Górgona. Es la incomodidad que expreso muy a mi pesar y con todo el cariño del mundo, no vayas a pensar lo contrario querido y muy efusivo amigo mío.
Claro está que cuando una relación acaba lo más normal es pasar por un período de reajuste sentimental en el que lo único que quieres es tirarte todo lo que se mueva (y a veces lo que no se mueve también, a según que horas pillas lo que puedes) y disfrutar de un sexo salvaje y bestial pero a la que acumulas tres malos polvos tu cuerpo se endurece. Tu mente se reblandece. Y es entonces cuando te abrochas todos los botones de la camisa porque tienes frío en lugar de lucir un escote a lo viuda alegre. Por que es que ya estás hasta las narices de ir por ahí intentando parecer más interesante de lo que eres, leñe. Te quieres poner el pijama, leer Calvin&Hobbes y que te dejen tranquila… ¿deprimida? Qué va. Nunca he estado mejor.
Y lo cierto es que no voy a estar mejor. En cuanto esta etapa asexuada pase, dejaré de hablar sola. No trabajaré diez horas al día, ni pasaré las tardes mirando Frasier en youtube o bebiendo sidra con músicos de segunda categoría en bares putrefactos. Pasaran los meses y saldré a dar una vuelta por un barrio extraño. Y conoceré a un cualquiera que me pedirá el número de teléfono. Y pediré hora para depilarme. Y empezaré s a redactar emails de cinco páginas otra vez. Y tiraré el pijama. Y volveré a sentir esa angustia pesadísima que me oprime el corazón cuando no me llaman. Y cenaré al lado de Volunteer Park, me darán la mano y un clon de Colin Firth me besará en la puerta de casa. O algo por el estilo.
En cualquier caso, sea lo que sea, que sea rápido.
La lavadora está ocupada hasta el martes y acabo de ponerme mis últimas braguitas limpias.
15.8.08
dinera
Als EEUU tot se pot comprar per catàleg. I quan dic tot, vull dir tot: cucs de pescar, calces, xarop per la tos o bitllets de bus. Fins i tot les taules Lack de l'IKEA s'encarreguen per email.
Aquí cal avisar-vos que jo sóc fan de l'IKEA en plan bèstia: de les que agafa el metro per anar a Montigalà i se sap los noms de tots els models de coberts. O sigui que per mi no hi ha ni punt de comparació, però... guaita, fins i tot jo sóc capaç de veure les avantatges de demanar suec a distància. En particular de l'efecte que pot tenir en les familes desestructurades i les parelles avorrides que decideixen passar el dissabte en un embús a la B20 per a aconseguir un joc de funda nòrdica i un set de fiambreres a 3,99 euros (cost total).
Amb alguns amics tenim aquesta teoria de que si una parella aguanta una visita al GranVIa-L'Hospitalet sense arribar a les mans és per que
1) s'acaben de casar i encara s'estimen
2) tenen un affair i se senten culpables
Només aquests dos escenaris justifiquen la calma i l'auto-control necessaris per no fotre't a cridar al teu 'significant other' quan no tenen el color de la cadira Hemnes que has triat després de vint minuts de dubte i deliberació o quan al passadís E estant 23 només hi ha un dels 'bultos' dels dos que formen el joc de tauletes de nit Trofast.
Que n'hem vist d'escenes de matrimonio a les cues per pagar! I de crits i retrets entre les tovalloles de la secció de bany... no te les acabes! Quants 'Pepe, no te aguanto más'! Gèlids comentaris del tipus 'Agafa el que vulguis, a mi se me'n refot' o 'Ta mare, si vol la paella que se la vingui a buscar ella'.
De fet, es una sort que els jubilats de Reus no tinguin mitjans per arribar a Badalona per que, si no l'estacio de tren estaria buida i els sofas de l'exposició plens de maños observant les trifulques sentimentals dels que necessiten una funda nova pel Ektorp.
Bé, sigui com sigui, i tot que aprecio les virtuts de la compra a distància, per mi anar a l'IKEA segueix sent una activitat de pur oci i quality time... i com que no tinc parella, segueix sent una de les activitats que més disfruto. O sigui que dissabte, quan estigui comprant lo cobrellit que em protegirà del fred extrem de les nits d'estiu a Seattle ni hi pensaré en el catàleg de venda per telèfon que tinc a casa.
Tindran rollitos nórdicos a la cafeteria? Mmmmhh...
Aquí cal avisar-vos que jo sóc fan de l'IKEA en plan bèstia: de les que agafa el metro per anar a Montigalà i se sap los noms de tots els models de coberts. O sigui que per mi no hi ha ni punt de comparació, però... guaita, fins i tot jo sóc capaç de veure les avantatges de demanar suec a distància. En particular de l'efecte que pot tenir en les familes desestructurades i les parelles avorrides que decideixen passar el dissabte en un embús a la B20 per a aconseguir un joc de funda nòrdica i un set de fiambreres a 3,99 euros (cost total).
Amb alguns amics tenim aquesta teoria de que si una parella aguanta una visita al GranVIa-L'Hospitalet sense arribar a les mans és per que
1) s'acaben de casar i encara s'estimen
2) tenen un affair i se senten culpables
Només aquests dos escenaris justifiquen la calma i l'auto-control necessaris per no fotre't a cridar al teu 'significant other' quan no tenen el color de la cadira Hemnes que has triat després de vint minuts de dubte i deliberació o quan al passadís E estant 23 només hi ha un dels 'bultos' dels dos que formen el joc de tauletes de nit Trofast.
Que n'hem vist d'escenes de matrimonio a les cues per pagar! I de crits i retrets entre les tovalloles de la secció de bany... no te les acabes! Quants 'Pepe, no te aguanto más'! Gèlids comentaris del tipus 'Agafa el que vulguis, a mi se me'n refot' o 'Ta mare, si vol la paella que se la vingui a buscar ella'.
De fet, es una sort que els jubilats de Reus no tinguin mitjans per arribar a Badalona per que, si no l'estacio de tren estaria buida i els sofas de l'exposició plens de maños observant les trifulques sentimentals dels que necessiten una funda nova pel Ektorp.
Bé, sigui com sigui, i tot que aprecio les virtuts de la compra a distància, per mi anar a l'IKEA segueix sent una activitat de pur oci i quality time... i com que no tinc parella, segueix sent una de les activitats que més disfruto. O sigui que dissabte, quan estigui comprant lo cobrellit que em protegirà del fred extrem de les nits d'estiu a Seattle ni hi pensaré en el catàleg de venda per telèfon que tinc a casa.
Tindran rollitos nórdicos a la cafeteria? Mmmmhh...
nedant
Ahir em van portar a la 'platja'.
Me van posar un bikini negre on t'hi cabien dues banesses, protecció solar 30 i em van llençar a l'aigua,
Quan me'n vaig adonar estava nedant en aigües fosques, rodejada de patitos (patitos de debó, no de goma) i arbres de 30 metres d'alt. Passats cinc minuts se'm va passar el fred, la por i l'angúnia inicial i vaig començar a xalar molt. Hi havia un trampolí i l'A. va fer entrepans de mantega de cucuet i mel (jo encara prefereixo la nutella però amb mel estava força bó.) Total que m'ho vaig passar pipa.
botiguetes
Seattle és una ciutat complicada, imagino que com moltes altres ciutats americanas, pel fet de ser tan enorme com suburbial
El centre és un desastre de Nordstroms, Macys i un Barneys en miniatura. L’acció és als barris, a les botigues petites i caríssimes de dissenyadors joves, i tota la mandanga habitual a la que a Barcelona estem acostumats.
Hi ha una botiga que m’agrada molt. El primer cop que hi vaig entrar em va recordar molt a Avoca (www.avoca.ie) a Dublín, una d’aquestes botigues on et venen una tassa de tè de ceràmica de Limoges, una llibreta impresa en un tòrcul i un cardigan de color mostassa amb botons de lacqueur, sense canviar de planta.
És diu Anthropologie (www.anthropologie.com). No hi he comprat mai res per que… amics, NO HE COMPRAT RES des que vaig arribar. Tinc una por a gastar que no havia tingut mai abans. Què bé, no? Però m'agrada molt anar a aquesta botiga i mirar les cosetes que tenen i xafardejar. És molt maco! Feu-hi una ullada.
Doncs és evident que m'ha costat una mica posar-me a actualitzar el blog... la meva única excusa és que visc tantes coses i tan extranyes i intenses totes elles, que tot i que de vegades m'enganxo pensant coses com 'això ho podria explicar així o aixà' a l'hora de la veritat no aconsegueixo fer-ne un text mínimament entenedor.
Tinc una carpeta al escriptori del Ibook que es diu 'Blog'. Hi llenço tot de porqueria i notes per redactar després -si tingués temps i ganes m'asseuria a treballar-hi però.. no és el cas.
En general, les coses van prenent una mica de forma, tot i que lo de no poder estar al pis de Fremont fins al setembre és una caca, la veritat és que estic estupendament a Bigelow Ave.
Per cert, he trobat una foto de la casa. Aquí viuré fins al 29 d'agost. És maca i súper còmoda i el barri de Queen Anne m'agrada moltíssim. Ja veurem com serà Fremont. La meva habitacio és la de l'esquerra de la porta vermella. Cuca, no?
No tenir cotxe, ni capacitat de conduir-lo, és una mica problemàtic però no hi puc fer res fins que tingui els papers de resident... l'any que ve! El Rosenfeld em porta a casa desde la oficina molt sovint i la resta del temps agafo el bus. Els busos de Seattle són com els de Reus...i els que sabeu del que us parlo entendreu el meu via crucis diari. La veritat és que tot i que és pesat també em dona l'oportunitat de parlar amb tot de gent amb la que no tindria cap contacte si no. El bus és de fet una boullabaise de 'persones humanes'... fascinant.
Faré una sèrie de històries de bus, va.
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