19.8.08

Poseo un culo inquieto y una actitud sentimental frente a la vida.

Cuesta explicar por que el momento más feliz de la semana tiene como protagonistas a un par de pantuflas. Saltar de la cama y aterrizar en un par de mullidas d'espardenyes d'anar per casa de rizo beige ha dibujado la sonrisa más honesta del día en mis labios, de por sí ya muy sonrientes.

El sábado pasé el día de boda tras sufrir un breve desajuste en mi calendario mental que se solucionó con una llamada a tiempo y la compra de unas medias negras de camino a la iglesia.

Así que hasta ayer no me acercaron hasta IKEA.





Reencontrarme con mi casa en un polígono industrial del nordoeste de EEUU no entraba en mis planes pero ahí estaba: mis sillas blancas (un regalo de cumpleaños), mi cómoda de calcetines (otro regalo de cumpleaños), mi cama de hierro, mi escritorio y mi silla de trabajo entre otras de mis (ex)posesiones me esperaban en casa. Sin reproches ni nostalgias ahí estaban mi comedor y mi dormitorio: listos para ser ocupados y vividos... de nuevo.

Muecas de disgusto y cínicos comentarios anti-globalización ¡APARTAROS DE MI CAMINO! Necesito comfort y paz y mi selección habitual en Ikea me la proporciona igual que mi ritual dominguero (Vogue y café y bollito de queso), mi desayuno (pan y kalles y/o yoghurt con special K) o releer las obras completas de Jane Austen cada año. Necesito reconocer mi toalla, mi fiambrera y mi mantita. No poseo un carácter intrépido. Poseo un culo inquieto y una actitud sentimental frente a la vida.


No necesito muebles en mi piso amueblado pero compré cuatro memeces para decorar mi vida y algunos utensilios prácticos de primer orden (pelapatatas).

En otro orden de cosas... me siento ágil mentalmente. Todo empieza a coger un poco de ritmo...